11 abril, 2006

De nadie (o "ninguna persona")

Nadie es un pronombre, pero ¿a quién designa nadie? No es una primera persona, ni una segunda, pero es que tampoco es una tercera persona. Nadie no es nadie. No soy yo nadie, ni eres tú, ni él es nadie. ¿Por qué entonces con nadie se conjugan los verbos en tercera persona? ¿Por qué nadie juega y nadie mata y nadie muere, y por qué nadie sabe nada y no nadie juego, ni mato, ni qué se yo?
Yo he sido siempre un tipo de segundas oportunidades, siempre he cogido los últimos trenes. Siempre que no los he dejado escapar. Un tipo capaz de malgastar horas en pensar que nadie debería ser un pronombre de persona cero. Capaz de pensar por qué el cero no tiene ordinal y de angustiarse por no saber por qué.
Siete de septiembre de dos mil dos.

05 abril, 2006

Y qué hay entonces importante

Te veo y no se abren las flores, ni las aguas murmullan en una romántica cascada, nada a mi alrededor es más bello, ni está amaneciendo. Mucho menos se está poniendo el sol. Te veo y no me quedo sin aliento, no tengo un nudo en la garganta ni en el estómago un rumor, y mucho menos más abajo. Te veo y no me ruborizo, no tartamudeo ni me quedo tampoco sin palabras. No es más feliz mi día, ni maravilloso el mundo.
Recordarte no me ayuda, pues no está tu recuerdo menos muerto que cualquier fotografía. No me pertenece tu recuerdo más que tú, no me pertenece más de lo que me pertenezco yo a mí mismo.
No iluminas nada si sonríes, como no ilumina nada un excremento en la pared. Si hablas, nada suena a música celestial más que como lo hizo el primer alarido del diablo, no más que una botella a medias que se hace trizas a mis pies. No atraviesas siquiera la nada que me envuelve si me miras. No das vida a nada si me miras, la resurrección nunca existió. Besarme no es mejor que besar a un muerto. No siento más que un muerto si me besas. ¿Puede acaso algo ser más doloroso?
Eres de algún modo como la vida, pues desde el momento mismo en que llegaste te estabas yendo ya. Incluso desde antes te estabas yendo ya. Nada hay más doloroso que amarte como quien ama la vida y es consciente de que lo único que hace es escaparse. Cada segundo contigo me recuerda que te escapas, igual que si te hubieras escapado ya. Exactamente igual que cada segundo de los que paso sin ti. ¿Puede acaso algo ser más doloroso?

Decepción

Qué será si me levanto una mañana
y me encuentro convertido
en un hombre sin conciencia de sí mismo,
sin una flema gigante en la cabeza, sin dolor de migraña.

Qué será si me levanto
consciente de que existe algo que hacer,
si me levanto y hay algo aquí fuera
no sólo putrefacción y horteras y ojos blancos.

Si me levanto y algo está ocurriendo,
si me levanto queriendo levantarme
y algo está de veras ocurriendo.
Habré de terminar mi sueño y despertarme.

Como triste y como muerto (y no queda nadie aquí)

Estoy como triste y como muerto
mas ando y me levanto de la cama.
Lloro un llanto amargo de alma insana
y ni siquiera valgo de comida para cuervos.

Se me escapa la cordura
cuando no la vigilo
y la busco con sigilo
por que no la espante mi locura.

Se me escapa la sangre cuando esputo,
escabrosas banderas en el pañuelo suave
como gasa que cubre un coágulo extirpado
del esquizofrénico cerebro de este mundo.

Y tan sólo estoy como triste y como muerto.

04 abril, 2006

Es mi pecado vivir muerto

Es mi pecado vivir muerto,
las gaviotas picando en mi cabeza,
con mi pelo enmarañado
en sus garras de animal,
con mis barbas de profeta mudo
ondeando a un viento absurdo.

Es mi pecado querer morir un poco más
sin la consideración que dicen merecer
quienes la vida aman,
es mi pecado sonreir
pues no sonríen los muertos
por muy vivos que estén.

Es mi pecado disfrutar de tu clítoris gigante
pues no disfrutan los muertos
de clítoris gigantes,
es mi pecado vivir muerto
haciéndome pasar por menos muerto.

Es mi pecado fornicar, beber, fumar,
leer como leen los muertos que están vivos,
es mi pecado no matarme y no saber
a quién pedir perdón por mis pecados.