23 abril, 2007

Sudar por las uñas

Habían enviado a dos sabuesos de Jefatura. Dos gorilas caídos en sus sillas, la chaqueta en el respaldo y las culatas asomando en la sobaquera. Escuchaban silenciosos, como dos cargas de profundidad a punto de estallar en la oscuridad del fondo de la sala.
Sobre el foco de un flexo oxidado, el comisario Woodpark reflexionaba ausente con apenas seis centímetros de puro entre los dientes, la corbata floja y las mangas de la camisa blanca por los codos. Bien podría haberlo tomado por un director de redacción de no haber sido porque había tenido ya tiempo suficiente de comprobar que era uno de esos tipos que distraídamente se sirven tres dedos de wiskhy y se los echan al coleto en menos de dos tragos. Como si no tuviera más que sed, ni siquiera se inmutaba.
Empezaba a hacer demasiado calor. El aire flotaba cargado; parecía que el humo, pesado, pudiera apartarse como un visillo sucio. Demasiados segundos de silencio ya y a mí no me llegaba la camisa al cuello. Sentía que de un momento a otro iba a romper a sudar incluso por las uñas.
Woodpark estaba concentrado en los seis o siete objetos que iluminaba el flexo sobre la mesa de madera. Algún novato los había dejado allí sin demasiado cuidado, aunque en realidad apenas importaba. Yo miraba a Woodpark deseando que dijera algo, para tener al menos cierta idea de por dónde andaban sus cábalas. Los gorilas no me quitaban ojo de encima. Parecían estudiar qué hueso me romperían primero y cuáles sería más divertido machacarme después y en qué orden. Estaba claro que no les gustaba. Probablemente a ninguno de los tres.
Entonces el comisario levantó la vista, entornó los ojos y me buscó en la oscuridad. Quise pensar que el gesto de su boca era de media sonrisa pero sólo era una ilusión. Si enseñaba los dientes era porque de algún modo tenía que sujetar los restos del habano.
- Así que no había usted visto al fiambre nunca antes, ¿eh?- me preguntó lentamente sujetándose el puro con tres dedos junto a la cara.
- Como ya le dije antes- respondí.

1 Comments:

Blogger José Vega said...

Y el comisario le dijo "eso huele a la misma mierda que usas por desodorante"
A lo que él contestó " le invito a una cerveza mañana o pasado, y hablaremos. Llega la primavera y si los acreedores no aparecen yo le saco la sed"

¿?

Un abrazo y enhorabuena por el talento.

11:48 p. m.  

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