03 febrero, 2009

Desasosiego absurdo

Hace unas noches terminé por fin desde la cama el libro de Moravia. Fausta decidía disfrazarse de deshollinadora para el baile de máscaras que organizaba la Gorina y así vestida se colaría en la habitación del General Tereso para ganarse sus favores. El final le resultaría trágico.
Pero no llegaba el sueño y para esperarlo cogí el ejemplar de Catedral que me regaló Pino hace casi un año y elegí un relato al azar. Curioso: en el centro de desintoxación, JP cuenta cómo conoció a la que sería su mujer. Andaba en casa de un amigo, que esperaba que vinieran a limpiarle la chimenea cuando apareció en la puerta una deshollinadora esbelta y algo descarada que tenía besos para todos.
Cosas como estas me dejan siempre intranquilo. ¿Cuál es la probabilidad de encontrar a dos deshollinadoras en una misma noche? No es que se vean muchas. ¿Responde a algo? ¿Una coincidencia? ¿Una casualidad? ¿Parte de ese orden desconocido del mundo? ¿Una gilipollez simplemente?